El boom de las extensiones

El cabello muy largo dejó de ser una fantasía para cualquier mujer. Hoy es posible cambiar el look en un abrir y cerrar de ojos. Las extensiones llegaron a nuestro país hace más de 10 años y parecen afianzarse cada día más, haciendo crecer a una industria cada vez más prolífica. Los salones de peluquería las incorporaron como un servicio que les permite ofrecer cambios estéticos y generar más ganancias. Ya no sólo las actrices de Hollywood pueden lucir una cabellera larga, voluminosa y hermosa. Ahora cualquier mujer puede acceder a este sueño.
Ya sea para añadir volumen al pelo, alargarlo, disimular cabellos castigados, cubrir ciertas alopecias o agregarle estilo tiñendo algunas mechas en colores diferentes, las extensiones abren un abanico de posibilidades para jugar con el cabello, y otorgarle una dimensión renovadora. Los principales miedos que surgen a la hora de decidirse a aplicarse extensiones giran en torno a los tipos de apliques, formas en que se utilizan, cuidados post-aplicación, posibilidad de uso de secadores, planchitas y coloración. En esta nota un pantallazo sobre estos temas para erradicar todas las dudas y tener herramientas a la hora de jugarse por un cambio de look.

Origen, tipos y colocación

Hoy en día la mayor parte de lo que se le ofrece al peluquero y al público en cuanto a extensiones es pelo natural. El mercado se fue depurando y ya casi no se ven extensiones de kanekalon o de pelo procesado como si sucedía una década atrás. Lo que sí hay es diferentes calidades que tienen que ver con la capacidad de cada empresa para seleccionar, manipular, decolorar, teñir y armar las extensiones, que en definitiva termina definiendo la calidad y duración del producto.
Existen cinco clases diferentes de extensiones, las mechas con cápsula de keratina, cuya duración es de alrededor de 70 días, mechas con cápsula de acrílico cuya duración supera los 90 días, mechas para micro-ring que se sujetan con unas anillas metálicas, cabello tejido que se cose al cabello de la clienta y cortinas con micropeinetas que en cierta forma es un postizo que se coloca en un par de minutos. Tanto la cápsula de keratina como la de acrílico se funden con un soldador para extensiones que viene en distintos modelos, pero todos constan de un extremo provisto de una resistencia que lo calienta y permite derretir la cápsula y adherirla a un mechón de pelo de la clienta. Si lo que buscamos es darle mayor volumen respetando su largo, con unas 40 mechas estará bien, si también pretendemos otorgarle un largo mayor y cabello en los laterales del rostro, tendríamos que colocar más de 100 extensiones, llegando en algunos casos hasta 150 mechas.
Respecto al origen del cabello, hoy en día se consigue pelo de nuestro país proveniente de zonas carenciadas donde la gente vende su cabello por necesidad. Lo mismo sucede en países limítrofes y en países tan lejanos del sudeste asiático. En todos los casos se trata de cabello virgen, que no ha sufrido nunca un tratamiento técnico. Un párrafo aparte merece el cabello procedente de la India, también virgen y de buena textura, pero que no procede de gente que lo vende por necesidad sino de gente que lo ofrenda en templos por una cuestión de índole religiosa.
En cuanto a qué se puede hacer y qué no con las extensiones, tenemos que tener en cuenta que es pelo ya sin vida y por lo tanto muy sensible. Se lo debe decolorar con oxidante de 20 volúmenes, lentamente y en todos los casos hasta donde el pelo lo tolere. No todos los cabellos resisten llevarlos a colores muy claros. Un cabello sano debería tolerar sin problemas planchita o bucleadora, pero de ninguna manera debería hacérsele una permanente porque en la mayoria de los casos el pelo terminaría quemado.
En torno a las extensiones, además, siempre hubo y habrá siempre mitos que tienen que ver más con el desconocimiento que con otra cosa. Quizás el más gracioso sea el que asegura que el pelo proviene de los cementerios. Otra de los mitos es que se trata de pelo de animales, pero la realidad es que en este mundo en el que vivimos con millones de personas en una situación de pobreza extrema, se genera una fuente inagotable de cabello humano.

Un nuevo servicio en el salón

El peluquero siempre fue alguien creativo e inquieto y de alguna manera se las ingenió para ofrecer a sus clientas extensiones hechas de manera artesanal en los comienzos, pero esto empezó a tornarse una moda en Europa en la década del ‘90 con la aparición de empresas que ofrecían variedad de texturas y colores al peluquero. Y al aumentar la oferta, también creció la demanda. A la Argentina llegaron a fines de esa década de la mano de algunos importadores y a partir de ahí surgieron emprendimientos locales que adaptaron el producto a las necesidades de nuestros peluqueros. “Conti Hair” fue una de las pioneras, dado que fue creada a fines de 1999. Lo que inicialmente fue una moda, hoy es un servicio que se consolidó a tal punto que no hay salón que no lo haya incorporado. Hay dos razones fundamentales para esto: el salón pretende brindar una solución estética a la falta de volumen y largo en el cabello, y además, este servicio tiene una importancia en la facturacion de la peluquería, dado que genera un importante ingreso y una excelente rentabilidad. Por último, cabe destacar que así como existe una gran variedad de proovedores y calidades de extensiones, también existen peluqueros con mucha experiencia en el tema y otros que están dando sus primeros pasos. Por eso se recomienda asesorarse bien con profesionales especializados antes de realizarse una extensión. 

Asesoramiento integral: Jorge Puliti, titular de “Conti Hair”

Fuente: Estilo Profesional

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